domingo, 12 de noviembre de 2017

Calendarios mexicanos: imaginario decimonónico e identidad nacional

Imagen de un calendario
de señoritas.
La impresión de calendarios de costumbres y tradiciones inauguró en México la temprana era de los medios de masas. Ocurrió en la década de 1830, un periodo de muchos cambios en la prensa diaria en Europa y América, y es un hito en la historia de la comunicación en ese país por la preferencia que llegó a tener entre las élites sociales mexicanas. Un siglo después llegaría la época de oro del cine mexicano, otro momento clave en la historia comunicacional. Ambos fenómenos masivos serían determinantes en la identidad de los mexicanos. La reseña bibliográfica que se anexa al calce explora estos temas.

Imaginario decimonónico e identidad nacional
http://www.jornada.unam.mx/2015/02/01/cultura/a16n1vox

sábado, 11 de noviembre de 2017

La función de la hacienda en la formación de la Nueva España


La historiadora Alejandra Moreno Toscano dice que el siglo XVII fue el lapso en el cual se definen las principales estructuras de la Nueva España, particularmente la hacienda, que se consolida como su principal unidad de producción, básicamente para fines de consumo interno.
Restos de una bodega en la hacienda
de Tepetongo, en el estado de
Zacatecas. En el fondo, la torre
 de la capilla. Foto: GGEdelosM
Esta sucinta idea de la función de la hacienda en la formación de la Nueva España fue escrita por Moreno Toscano en la Historia Mínima de México, un libro publicado por El Colegio de México en la década de 1980 para dar al público en general un vistazo general de la historia de este país, desde los tiempos precolombinos hasta la segunda mitad del siglo XX.
Relata ahí, Moreno Toscano, que los agricultores ricos del virreinato se percataron de la necesidad de crear un centro de producción agrícola que les permitiera sacar provecho de las condiciones adversas de la geografía y el mercado. La mayor parte del territorio carecía de tierras irrigadas naturalmente por ríos o lagos, lo que hacía difícil la labranza. Al mismo tiempo, la existencia de dos tipos de comunidades, una española y otra indígena, limitaba las posibilidades de venta de la producción de la hacienda, puesto que los indígenas en el siglo XVI y XVII practicaron el autoconsumo.
Vista parcial de una parcela rural en torno al templo
católico de Noria de Ángeles, una ex-hacienda convertida
en una municipalidad del estado de Zacatecas.
Foto: GGEdelosM
Fue en ese contexto en el que se vio la posibilidad de implantar las haciendas, que se ocuparan de la siembra de granos en tierras de temporal y de la ganadería en zonas extensivas de pastoreo, especialmente en los agostaderos de las partes bajas de las montañas.
El sistema de haciendas requirió de tiempo, un largo “proceso de formación y adaptaciones sucesivas a las condiciones de la economía colonial”, porque existía un mercado reducido para los cereales que producían las haciendas, limitado a los españoles, los mestizos de las ciudades, los trabajadores de las minas y las bestias de carga y tiro. Los indígenas no se incorporaban a ese mercado porque consumían el maíz que producían para sí mismos. Así fueron armadas las bases económicas de la Nueva España.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Un viajero italiano en México en el siglo XVII


En el acervo de la biblioteca del Archivo General de Indias (AGI) hay un libro titulado Le Mexique a la fin du XVIIe siecle vu par un voyager italien. Fue escrito por un aventurero nacido en la población de Radicen, en Calabria, que fue bautizado con el nombre de Gio Francesco Gemelli Careri; se ocupó como jurisconsulto y en 1699, cuando se publicó su obra testimonial, tenía 48 años.

El libro en posesión del AGI fue llevado al mercado por la editorial francesa Calmann-Levy, en 1968. Careri dio una vuelta al mundo de 1693 a 1698. El relato de hechos publicado a su retorno en Nápoles, en seis volúmenes, fue uno de los acontecimientos literarios de su tiempo. Hubo al menos siete ediciones del libro entre 1700 y 1728. Fue traducido al inglés en 1704 y al francés en 1719.

Ce que les meilleurs esprits europeens connaisesent de l'Amerique espagnole, au XVIIe siecle, leur vient de la lecture d'un petit nombre d'auteurs, toujours le memes. Les lettres de Chapelain, vers 1640, citent Gómara,(1) Herrera, Garcilaso de la Vega.(2)

Careri llegó a Nueva España procedente de Filipinas. Entró por Acapulco, siguió a la ciudad de México y luego visitó Pachuca y Puebla. En Pachuca se interesó particularmente por las minas. Zarpó de Veracruz a La Habana y finalmente a Cádiz. Su libro desarrolla principalmente su estancia en México. De la página 79 a la 87 describe el puerto de Acapulco, como centro comercial muy activo, con negros, mestizos, mulatos. Habla de embarcaciones que llegan de Perú y de China. Dice que las de Perú se anclan en "Marquis, dont le fond est bon et profund, ou se rendent ordinairement les vaisseaux du Perou qui ne peuvent entrer dans Acapulco a cause de merchandises de contrabande, et que les vendent en cet endroit.

Pasó por Cuernavaca y luego por Huitzilac, donde los habitantes hacen "de bon pulque, liqueur qu'ils font fermenter avec de certaines herbs..."

Describe su entrada a México "después de haber pasado otra guardia de la aduana, "un chaussé faite sur le lac":

Mexico peut avoir cent mille habitantes, mais la plus grande partie noirs et mulates, a cause de tant d'esclaves qu'on y a amenés.(3)
En fin, il faut avouer que Mexico est une tres bonne ville, puisq'on voit tout le long de l'anée dans son marché de fleurs et de fruits de toutes les especes.(4)

De la página 178 a la 183, el autor describe los funerales de doña Fausta Dominga Sarmiento, "petit-fille au cinquieme degré de l'empereur Montezuma", mort le 16 july, 1697.


Notas
1) Francisco López de Gómara, un escritor español, describió la ciudad de México del siglo XVI con base en los relatos de viva voz que tomó de Hernán Cortés.
2) P. 83.
3) P. 96. No sería descabellado suponer que en este punto pudo haber habido un error de redacción, puesto que la información disponible en la historiografía general no da cuenta de que negros y mulatos fueran mayoría entre los pobladores de la capital del virreinato. Posiblemente quiso referirse a indios y mestizos.
4) P. 98.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Teixeira Albernaz y su Estado do Brasil de 1626


El mapa denominado “Estado do Brasil” muestra una idea muy clara del territorio brasileño contemporáneo, más una gran porción del resto de Sudamérica. Muestra la naturaleza y las riquezas minerales y acuíferas del territorio, aunque fue hecho con fines marítimos y presenta trazos poligonales con un nodo central frente a la costa del subcontinente sudamericano, así como cuatro rosas de viento, que en el pico norte tienen una flor de lis, símbolo de una manifestación de soberanía territorial.
Este mapa del siglo XVII es de un
colorido magnífico y una subrayada
simbología.
La pieza fue hecha por el cosmógrafo del rey de Portugal, Joao Teixeira Albernaz, contemporáneo del astrónomo alemán Johannes Kepler. El mapa de Teixeira Albernaz está fechada en 1626, un año antes de la publicación de la Tabulae Rudolphine, un mapamundi donde los contornos continentales están ya muy cerca del conocimiento contemporáneo. El documento de Teixeira todavía contiene imprecisiones notables, como, por ejemplo, un gran lago en el centro de Sudamérica, que une al río de la Plata con el Atlántico. Llama la atención porque no intenta reproducir el mito de la isla Brasil, tan promovido por Portugal para extender hasta la banda norte del río de la Plata sus posesiones en virtud de las líneas trazadas en el Tratado de Tordesillas de 1494 (evidentes en el mapa, pero sin nomenclatura), haciendo pasar errores deliberados como una realidad de la geografía monárquica.
"La idea de la insularidad fue afirmada por los cartógrafos portugueses de la época y podemos decir que ésta estaba relacionada con objetivos políticos de reivindicación territorial, encontrando una clara expresión dentro de la misma ya que, a partir de los mapas portugueses, esta idea se expandió a toda la producción cartográfica mundial durante el siglo XVI."[1]
La versión de la insularidad de Brasil fue una práctica vinculada al siglo XVI, que tuvo como notable exponente a Fernando Vaz Dourado, autor de un atlas de 1570 donde "presenta ligados los sistemas fluviales del Marañón y del Río de la Plata".
En cambio, Teixeira muestra separados los dos grandes sistemas fluviales de Sudamérica, el río de La Plata y el Amazonas, y representa con dibujos de montañas la cadena que impide la conexión de la cuenca amazónica con el Mato Grosso y las llanuras del este brasileño, con sus múltiples ríos que desembocan en el Atlántico sur. El sistema del Plata parece un gran árbol azul, con el río de La Plata y el Paraguay apuntando al norte, y sus afluentes al oeste y al este, con las grandes ramas del Paraná y el Uruguay, que aparecen sin nombre. Sudamérica está representada hasta el estrecho de Magallanes.
La información sobre el relieve y la hidrografía es visualmente la más destacada, pero también tiene nomenclatura de puertos y algunas localidades del interior continental, como Potosí y Tucumán. Es notable la casi total ausencia de poblaciones en Brasil y también llama la atención que no distingue fronteras específicas con los territorios españoles. Buenos Aires está señalada y en el punto donde años más tarde, en diciembre de 1726, se habría de fundar Montevideo, está la inscripción "Mte. Bidio".
A lo que hoy se conoce como Punta del Este confluyen dos líneas de navegación marítima, lo que habla de su estratégica posición en las rutas de los barcos y su punto de acceso norte al Plata. Las dimensiones de 81,3 x 60,7 centímetros da una idea de la utilidad práctica del mapa de Teixeira Albernaz en un lienzo manejable, lleno de color y líneas, tanto técnicas como artísticas de este cartógrafo, el más grande representante de una familia de cartógrafos portugueses, hijo, hermano y abuelo en una tradición de generaciones. Un mapa muy similar a este fue publicado en 1612, distinguiéndose como el más antiguo mapa "especial" de una porción del territorio sudamericano, que haya sobrevivido hasta el presente.

Autor: Teixeira Albernaz, Joao
Título: Estado do Brasil, en Livro que da Razao do Estado do Brasil.
Tamaño: 81,3 x 60.7 cm. Mapa en pergamino, tinta china, oro.
Fecha: 1626 ca.
Observaciones: mapa para fines marítimos con información continental; toponimia y nomenclatura de localidades portuarias y continentales. Cuatro rosas de los vientos.





1) Reitano, Emir, El Río de La Plata y la cartografía portuguesa de los siglos XVI y XVII, Buenos Aires, Anuario del Instituto de Historia Argentina, Universidad Nacional de La Plata, p. 160.

Bibliografía
- Reitano, Emir, El Río de La Plata y la cartografía portuguesa de los siglos XVI y XVII, Buenos Aires, Anuario del Instituto de Historia Argentina, Universidad Nacional de La Plata.
- Robinson, Arthur et al, Elementos de cartografía, Omega, Barcelona, 1987.

domingo, 10 de septiembre de 2017

El Río de la Plata y la cartografía portuguesa de los siglos XVI y XVII


Las llanuras y las costas que hoy son parte del territorio uruguayo fueron blanco de disputa entre Portugal y España del siglo XV al XVIII, es decir, desde la firma en 1494 del Tratado de Tordesillas y sus nebulosas fronteras hasta la retirada definitiva de los portugueses de la ciudad portuaria de Colonia do Sacramento en 1777, casi un siglo después de fundada. Todavía en el temprano siglo XIX, la ambición del reino lusobrasileño seguía viva, animada por las imprecisiones jursidiccionales. En 1817, tropas del reino de Portugal y Brasil invadieron la banda oriental del río Uruguay y la mantuvieron ocupada hasta 1825, ya en el preludio de la constitución de la República Oriental del Uruguay, que puso también punto final a las aspiraciones hegemónicas de Buenos Aires.
El forcejeo entre los dos reinos peninsulares llevó a guerras, negociaciones, intermediaciones, planes y exploraciones que tuvieron como referente visual y conceptual los mapas elaborados por cartógrafos, y cosmógrafos, guiados por la información de navegantes, nativos y marinos portugueses, españoles y otros europeos que competían por ocupar la América recién descubierta a la navegación, en la era de las primeras rutas mundiales.
Los mapas que recogieron la información de los descubrimientos geográficos, la ciencia, la técnica y el arte de la navegación, quedaron al servicio de la geopolítica y los movimientos estratégicos de los monarcas españoles y portugueses. Uno de los propósitos de estos mapas fue marcar el meridiano de Tordesillas que la mayoría de los cartógrafos trazó en el estuario del río Amazonas o en sus proximidadades. Lejos de ahí estaba el río de la Plata, pero en el ánimo de argumentar la posesión, los portugueses incluyeron regulamente a la puerta oriental de los caminos del Potosí y el mítico Dorado.
El mapamundi de 1544 de Agnes Battista
-una de as primeras imágenes globales en la historia
de la cartografía- con la ruta de Magallanes en 1514.
La importancia de este lugar es evidente en la cartografía, dada su ubicación en el mapamundi y, particularmente, en la ruta de los primeros navegantes exploradores como Americo Vespucio, Juan Díaz de Solís, Sebastián Gaboto, Magallanes y otros.
Emir Reitano, en un artículo publicado en 2003 en el Anuario del Instituto de Historia Argentina de la Universidad Nacional de la Plata, expone las características de mapas que sustanciaron una visión del reino de Portugal orientada a justificar y documentar los confines de sus territorios coloniales, llevando los límites de Brasil hasta el estuario rioplatense, y en algunos casos hasta el estrecho de Magallanes. El vicedirector del Centro de Historia Argentina y Americana de la universidad citada escribió:
"Las primeras cartas portuguesas de la región van configurando un Río de la Plata unido al estuario amazónico mediante un sistema hidrográfico comunicante, lo que dio lugar al mitio creado ad hoc de la Isla Brasil.
"La idea de insularidad fue afirmada por los cartógrafos portugueses de la época y podemos decir que ésta estaba relacionada con objetivos políticos de revindicación territorial, encontrando una clara expresión dentro de la misma ya que, a partir de los mapas portugieses, esta idea se expandió a toda la producción cartográfica mundial durante el siglo XVI.
"Los errores hidrograficos dominaron la cartografía sudamericaa del siglo XVI y comenzaron a ser poco a poco corregidos a medida que se avanzó en los conocimientos del interior continental, como así también a medida que la hipótesis de la insularidad del Brasil fue perdiendo importancia en detrimento de la ocupación territorial [de los bandeirantes], mucho más efectiva y concreta".
El texto de Reitano conduce por una descripción de nueve mapas de ocho cartógrafos del periodo de referencia, los siglos XVI y XVII; ellos son Cantino, Lopo Homen, Gaspar Viegas, Diego Ribeiro, Fernao Vaz Dourado, Luis Teixeira, Joao Teixeira y Joao Teixeira Albernaz. La selección de mapas parece estar hecha en función de los aportes de cada uno de los autores portugueses seleccionados para el análisis, dos de los cuales incluyeron a Sudamérica y a la región de Río de la Plata en mapamundis; dos más enfocan en un mismo plano las cuencas del Plata y el Amazonas; y, finalmente, otros cinco se ocupan específicamente del río de la Plata, sus accidentes, localidades y toponimia. Esta es la contribución concreta de Reitano. Su investigación contrasta, por ejemplo, con la de Guillermo Furlong, un presbítero, investigador de la historia del periodo colonial, que publicó en 1937 la conferencia titulada "Cartografía colonial rioplatense". En este texto se reseñan obras de una docena de cartógrafos que cubren del temprano siglo XVI al XIX y en cuyos trazos aparece el río de la Plata como cauce, como cuenca hidrográfica y como región geográfica; hay además mapas de Sudamérica y del continente americano en su totalidad, que dan un marco general a la comprensión de la temática.
Los mapas seleccionados por Reitano y Furlong pueden verse desde la óptica del desarrollo de la cartografía, de tal forma que podemos apreciar con un enfoque regional rioplatense los cambios en la ciencia y las técnicas. El primer mapa comentado por Reitano es el planisferio mandado a hacer por Alberto Cantino en 1502, que ofrece un contorno parcial y difuso de América, Europa y Asia, así como de la totalidad de África, proyectado con datos de navegantes portugueses, casi dos décadas antes de que Fernando de Magallanes inaugurara los viajes mundiales en 1519. De América solo se ve con cierta claridad la porción oriental, del lado del Atlántico, que en su parte norte llama Oceanus Occidentalis y en la porción sur denomina Mare Oceanus. Este documento es un milestone, un hito, porque es uno de los más antiguos mapamundis conservados hasta hoy y el primero en la historia cartográfica que presenta al continente americano. Marca las líneas del Tratado de Tordesillas sin precisar coordenadas ni datos para la navegación, pero dando a cambio una obra de arte notable por la mezcla de símbolos de la naturaleza terrestre y de la geopolítica, que era al parecer el campo objetivo de este planisferio, copia del padrón oficial en Lisboa. Los trazos de Sudamérica exponen el territorio portugués, pero, como dice Reitano, en los contornos de Brasil se puede observar una intención del cartógrafo de distorsionar la costa brasileña al sur del Amazonas, al dibujarla cóncava, "posiblemente" -advierte el historiador argentino- para "despistar" a espías. Esto nos da además una idea del valor del conocimiento y la información de la geografía mundial, concentrada entonces en un compacto grupo, poseedor de un muy escaso bien inmaterial en la era de los descubrimientos.
Uno de los mapas de
Teixeira en el siglo XVII.
Lopo Homen en 1519 y Gaspar Viegas en 1537 se aproximan al río de la Plata. El de Lopo Homen es el primer documento conocido hasta hoy en la cartografía portuguesa, que muestra el estuario en un mapa regional de Sudamérica llamado Carta do Brasil e do Oceano Atlántico. El de Viegas es un acercamiento a la cuenca del Plata y sus poderosos afluentes, el Paraguay, el Paraná y el Uruguay. Es una obra con influencia de los viejos portulanos con una rosa de los vientos y un esquema de coordenadas. Para el registro en la historia del Uruguay, Reitano destaca que Viegas -ya en los tiempos de la primera Buenos Aires fundada en 1536- registró gráficamente la calidad portuaria natural de la costa uruguaya, en contraste con la lodosa ribera sur del Plata. Desde luego, esta carta de la Monumenta Cartografica Portuguesa es un argumento de expansión territorial. El mismo Lopo Homen volverá a la escena en 1554 con un planisferio del Tratado de Tordesillas que claramente incluye la cuenca platina dentro de la polémica demarcación.
El último grupo está integrado por cartas de navegación de Luis Teixeira y sus descendientes, Joao hijo y Joao nieto, en el siglo XVII. Se ocupan específicamente del río de la Plata registrando en cada nueva edición nuevos detalles toponímicos, accidentes geográficos, líneas de navegación, coordenadas y escalas cartográficas. Reitano llama la atención sobre los aspectos artísticos y el mejoramiento técnico, pero no deja de subrayar la intención geopolítica de los portugueses, fijando límites a Portugal en el Plata, encerrando a la banda oriental del río Uruguay en el mapa portugués y anticipando los conflictos militares y diplomáticos; después vendría la invasión de 1817 y la creación y permanencia de la Provincia Cisplatina por ocho años, que confirmaría aquella voluntad lusitana de extender al reino hasta el río que Solís reivindicó para Castilla en los últimos años del siglo XV. Son los nueve mapas trazos cartográficos de un sueño y un amargo despertar. Ni Brasil era una isla ni el territorio lusitano llegaba hasta el río de la Plata. Ese lugar habría de ser para Uruguay.

Bibliografía

* Reitano Emir, "El Río de la Plata y la cartografía portuguesa de los siglos XVI y XVII", Anuario del Instituto de Hitoria Argentina (3), Universidad Nacional de la Plata, 2003, pp. 159-166.
* Guillermo Furlong, Cartografía colonial rioplatense, Edición del Consejo Profesional de Agrumensura de la Provincia de Buenos Aires, 1995, 30 pp. Conferencia dictada en la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos en 1936 y publicada en texto en 1937.
* Arthur Robinson, Elementos de cartografía, Editorial Omega, Barcelona, 1987, 544 pp.
* Fernand Joly, La cartografía, Editorial Ariel, Barcelona, 1979, 320 pp.




miércoles, 23 de agosto de 2017

La irrupción del ferrocarril en la pampa argentina



En este plano amplio se puede observar un maguey.
El sonido atronador de la máquina.
En estas dos imágenes podemos observar la manera en que el pintor Reinaldo Giudici (1853-1921) interpretó un fenómeno de comunicación en el mundo.
El oleo se titula El primer ferrocarril "La porteña" y retrata un momento de la historia de la comunicación en la pampa argentina en la segunda mitad del siglo XIX.
Esta obra es una muestra de cómo impactó en la vida de los campesinos el paso de una máquina potente y atronadoramente sonora.
Este medio de transporte tuvo como principal función la movilización de productos agropecuarios, que ya entonces era el motor de la economía de Argentina.
La generación de Giudici, un italiano naturalizado argentino, pudo ver una serie de cambios tecnológicos sorprendentes, que cambiaron nociones colectivas de velocidad y reducción de los tiempos de comunicación.
Giudici vivió de 1853 a 1921. Fue el tiempo suficiente para ser testigo del tránsito de la vida predominantemente rural a la urbana e industrial.














miércoles, 12 de julio de 2017

El mapa de Ptolomeo


Hubo un tiempo en que los mapas se imprimían en lienzos de piel de venado o papiro y lo más conveniente para su observación era extenderlos sobre una mesa. Se dice que los planos de ubicación tallados en piedra son tan antiguos como la humanidad y hay quienes datan el más viejo en el sexto milenio antes de nuestra era, una pieza mesopotámica. Pero los mapas, como artículos de la ciencia de la cartografía, comenzaron a ser parte de la vida de los viajeros hasta bien entrada la Edad Media, el muy vilipendiado periodo de la historia que, pese a todo, nos ha legado tantas costumbres e industrias, ligadas a la religión, el arte, la filosofía, la ciencia y la tecnología.
El mapamundi de Ptolomeo, reconstruido
por Johannes de Armshein en 1482.
Imagen de dominio público.
Los primeros mapas eran más artísticos que científicos. No solo porque muchas zonas de la Tierra eran ignotas, sino también porque la falta de información sobre vastos puntos del planeta, sobre todo las conexiones oceánicas, daban espacio a la imaginación del cartógrafo, que era todo una autoridad y un artista. Un navegante no podía prescindir de ellos y en los palacios monárquicos, siempre había un cartógrafo que explicaba el mundo al soberano.
"Desde los tiempos más remotos han sido objeto de estudio cuestiones relativas a la forma y tamaño de la Tierra, su posición en el espacio, condiciones físicas de su superficie y distribución de aguas y tierras (...)", escribió Konrad Kretschemer en su Historia de la Georgrafía.1
Para trazar la antigüedad de la cartografía hay quienes afirman que esta actividad tiene sus orígenes en la descripción prehistórica de territorios de caza y pesca. Los que vindican a los babilonios como los primeros cartógrafos lo hacen porque hay vestigios de un mapa que produjeron, proyectando su concepto de mundo en una superficie plana y circular.
"Desde el siglo XI y todavía más, desde el XIII, el horizonte geográfico se fue iluminando poco a poco en virtud de los nuevos descubrimientos; pero los conocimientos nuevamente adquiridos no contribuyeron tan pronto a la renovación y transformación de las ideas geográficas", aunque sí fueron aprovechados en la joven ciencia cartográfica, puntualiza el mismo Kretschemer. 2
En los mismos días medievales en que los habitantes de las ciudades construían catedrales de torres altas para ostentar el poder de su burgo, ya era posible definir a la cartografía como el arte y la ciencia de representar un área geográfica, usualmente en una superficie plana, como un mapa o una cuadrícula.
Quizá la representación de un área no tendría divisiones políticas y culturales sobrepuestas a temas no geográficos y otros datos sofisticados, pero normalmente los mapas ya estaban acompañados de figuras de la vida cotidiana, a manera de ilustración e información, como un barco, un pez o una planta, así como de objetos altamente simbólicos, fuera un monstruo o una sirena.
Las primeras bases de la cartografía fueron establecidas en los siglos I y II de nuestra era por Ptolomeo y sus sucesores. La Guía de Geografía, llamada en griego Geographiké hyphegesis, es un libro que dejaron como herencia a la humanidad.
De él trascendieron a la Edad Media algunas referencias que permitieron una reconstrucción aproximada del original mapa ptolomeico, con base en datos de coordenadas contenidas en fragmentos de Geographiké hyphegesis. La Tierra está trazada a partir de la técnica de proyección cónica, que genera una imagen semicircular, tiene varias anotaciones en latín y cuenta con nomenclatura geográfica, que ya era normal en las cartas de navegación medievales.
En los costados aparecen seres mitológicos con sus respectivos nombres, mezcla de la nomenclatura griega y latina, que indican el origen de los vientos. Favonius Zephyrus está en el lado izquierdo y Subsolanus, en el derecho. Otras diez deidades aparecen por arriba y por abajo, todos con sus mejillas infladas, los labios en punta y exhalando con mayor o menor fuerza.
En estos documentos hay ciencia, matemáticas, geometría y latitudes y longitudes, conceptos fundamentales para ubicar de manera abstracta cada espacio terrestre y para calcular las distancias que hay entre los distintos lugares. El mapa cuenta con coordenadas este-oeste y norte-sur, divididas éstas últimas por un circulus equinoccialis; en el hemisferio norte, más completo que el del sur, está atravesado por el trópico de cáncer.
Primera versión del mapamundi de Ptolomeo, elaborada
entre 1450 y 1470 por Maximus Planudes.
Imagen de dominio público.
Identifica la ubicación de tres continentes, Europa, Asia y África; y aunque no presenta los contornos reales, fue concebido como mapamundi. La región conocida ahora como Gran Magreb lleva el nombre general de Libia y la región subsahariana está denominada como Ethiopia. Sitúa el Mare Indicum, el gran río Nilo, la península arábiga con un grado de precisión notable, el río Amarillo en China y la isla de Ceilán extradimensionada. El margen inferior lleva la leyenda Terra incognita.
Después de su producción originaria en el año 160 de nuestra era, el mapamundi de Ptolomeo se perdió totalmente. Sin embargo, se produjeron al menos dos versiones medievales con base en datos tomados de la Guía de Geografía de Ptolomeo, que circularon en griego, árabe y latín, marcando un antes y un después en la cartografía, puesto que es el mapamundi más antiguo del que se tiene evidencia.
La versión más acabada es de 1482, se atribuye a Johannes Armshein y es bicromática, en tonos azul y amarillo. Antes, entre 1450 y 1470, fue elaborada otra versión de Maximus Planudes, con un más evidente trazo cónico y menos anotaciones y detalles de nomenclatura. Pese a sus limitaciones estas piezas cartográficas llevan inevitablemente a reflexionar sobre el enorme esfuerzo que ha significado el conocimiento del planeta, paso a paso, día a día.

1Kretschemer, Konrad, Historia de la Geografía, Buenos Aires, Editorial Labor, segunda edición, 1930, p. 7.
2Op cit, p. 36.

viernes, 24 de marzo de 2017

El núcleo originario de un municipio de Zacatecas


La hacienda y su templo fueron fundados
al costado de un arroyo.
Foto: GGEdelosM
Las antiguas haciendas del estado de Zacatecas son un micrcosmos de la formación de los pueblos y los municipios de México. El arte, el conocimiento acumulado ahí, la inversión en infraestructura se revelan en sus calles, viviendas, edificios públicos y templos
Noria de Ángeles -en el sureste de Zacatecas- es un pequeño pueblo agropecuario fundado en 1621 como un asentamiento de colonizadores españoles que buscaban minerales y que poco tiempo después hallaron una veta a la que nombraron Real de san Nicolás de Ángeles, según el relato del cronista del lugar, don Jesús de la Rosa Ramírez.
Esta localidad estuvo sujeta en el siglo XIX a la autoridad política de la villa de Pinos, que entonces fue la sede de un "partido", una jurisdicción intermedia entre el ayuntamiento y el gobierno del estado, que se instituyó en la Constitución federal de 1824 y desapareció con la Revolución de 1910 y la Constitución de 1917.
Sello municipal  de la
segunda mitad del siglo XIX.
Foto: GGEdelosM
Cuando se agotaron las minas de las inmediaciones, la economía local mudo a la producción agropecuaria; la hacienda fue repartida entre sus trabajadores en los primeros años de gobiernos revolucionarios, alrededor de 1920.
La parroquia de la Purísima Concepción fue construida en el casco de una hacienda del periodo virreinal, que tiene en su muro occidental una placa de cantera que marca su terminación en 1872, sustituyendo a una antigua capilla. Aunque su fachada puede parecer intrascendente, el interior es de una riqueza visual sorprendente y un eclecticismo exuberante, que podría identificarse como barroco tardío o con influencia del art nouveau. En la fachada, casi totalmente plana, hay ventanas de forma morisca y la puerta principal está bajo un arco de medio punto.

El interior.
Foto: GGEdelosM
Al entrar a la nave, lo primero que llama la atención es su piso de madera y el detalle gráfico de las columnas y las bóvedas.
La sacristía del templo ha sufrido derrumbes, aparentemente en tiempos recientes y algunas de las piezas sacras están embodegadas, dando la impresión de haber entrado en un receso al servicio de los fieles.
La sacristía.
Foto: GGEdelosM
El reloj que se observa en la fachada fue puesto en servicio en 1884, fue objeto de una reparación en 1922 y aún está en perfecto funcionamiento. En el atrio hay dos olivos y frente a la parroquia está todavía de pie un puente sobre el arroyo que motivó la fundación de Noria de Ángeles en el siglo XVII. La única solitaria señal externa de la belleza de este templo es la cúpula que, por fortuna, luce aún muy sólida.
Esta iglesia y las edificaciones civiles que le rodean fueron el núcleo originario de este pueblo de casi 400 años. A finales del siglo XIX, se desprendió de Noria de Ángeles un municipio
El entorno del templo y las
 caballerizas de la hacienda.
Foto: GGEdelosM
llamado Villa González Ortega -el héroe reformador liberal de Zacatecas-, nacido igualmente en torno a una hacienda del tiempo en que México era el virreinato de la Nueva España, lo que confirma la fórmula evolutiva de los pueblos y municipios mexicanos.
El interior de la torre.
Foto: GGEdelosM

domingo, 12 de marzo de 2017

La hacienda de Trancoso: producción, revolución y reforma agraria


La casa grande de la hacienda de
 Trancoso, en el estado de
 Zacatecas,el 24 de abril de 2016.
Fotos: GGEM
A diferencia de viejas haciendas de Zacatecas, donde hay emplazamientos desde el siglo XVI, la de Trancoso fue construida a mediados del siglo XIX por el industrioso miembro de una familia zacatecana de la élite decimonónica, los García Salinas.
Este enclave económico, situado en medio de una región esteparia, semiárida, donde abundan las piedras y los cactus, fue levantado con una proyección económica orientada a la agricultura y la ganadería. Este complejo tiene además un sistema de defensa y seguridad que se hace evidente en el templo católico que sobresale a la distancia y desde cuyas torres se domina la comarca.
El bebedero con el mausoleo del
fundador de la hacienda
García Salinas.
El conjunto dispone de un sistema de captación de las escasas aguas de la zona para abastecer a los peones, el maestro, el administrador y las familias de todos ellos, que pudieron ser unas 250 personas en total.
La tienda de raya.
El casco de la hacienda contaba con todas las obras necesarias para el impulso del progreso, como los almacenes de granos, las áreas para el manejo de ganado, las caballerizas y un bebedero de agua en el centro del complejo, con una sección para animales y otra para humanos. A unos cinco kilómetros tenía una fábrica. Desde luego, había una escuela, un área de administración, una tienda de raya donde los campesinos compraban sus víveres, la casa del administrador y la casa grande, propiedad del gran señor hacendado.
En el punto más alto del terraplén central de la hacienda, fue levantado la iglesia.
El templo con su campanario de
cantera café y sus puestos
de vigilancia y defensa.
El campanario de cantera café y la cruz alcanzan dignamente una altura de 40 metros, flanqueada por dos torres de vigilancia y defensa, algo inusual en estas edificaciones religiosas, desde las cuales se pueden ver los contornos de este valle ondulado.
La garita y sus mirillas.
Por las mirillas de 10 centímetros de ancho y 20 de alto se puede observar al horizonte sobre un radio de 180 unos cinco kilómetros en dirección norte, este y sur.
La hacienda sufrió un ataque de considerable magnitud durante la revolución, pero a pesar del acecho, la propiedad se mantuvo incólume hasta bien entrada la cuarta década del siglo XX, cuando la reforma agraria cobró fuerza y las haciendas terminaron por sucumbir y ceder terreno a ejidos, pequeñas y medianas propiedades.
La oficina de
administración de la
hacienda.
En los años 30, un levantamiento popular llevó a la fragmentación de la hacienda y a la repartición de la mayor parte de los inmuebles de la hacienda. Hubo represalias y muertos. El reparto agrario causó heridas y diferendos en la población que aún provocan ciertas incomodidades en la vida comunitaria. Los descendientes de las familias que alguna vez fueron propietarias hacen su vida hoy en las ciudades, dejando que la vida rural siga su curso. La casa grande seguía siendo una propiedad en 2016, cuando fueron tomadas las fotos que aquí se muestran.
Mirilla en la torre del templo.
Esta hacienda de Trancoso tenía una extensión enorme y su historia sintetiza una parte de la vida de México en los siglos XIX y XX, que va de los difíciles años de la construcción de la nación, después de la independencia a los tiempos presente.
En los años que el gobierno posrevolucionario aceleró la reforma agraria, un grupo de campesinos que reclamaba la repartición de la propiedad se levantó en armas y una docena de ellos murieron en la represalia.
La casa del administrador, convertida
en la notaría parroquial.
Al llegar el siglo XXI, la comunidad de ejidatarios y pequeños propietarios agrarios que siguieron hacienda su vida aquí, después de la repartición y desmantelamiento de la hacienda de Trancoso, se convirtió en el municipio 56 del estado de Zacatecas y en el pueblo se evoca todavía hoy la memoria de aquellos que se alzaron en armas. Una fuerte herida en la historia de esta recia gente de campo.
Un partido que recogió en su ideario los principios de justicia, democracia y republicanismo, al que se le considera de izquierda y se le conoce como Partido de la Revolución Democrática, fue el primero en gobernar el nuevo municipio. La hacienda es hoy el núcleo de esa municipalidad, el mercado se pone los domingos y las familias van a misa del mediodía.