Las llanuras y las costas que hoy son
parte del territorio uruguayo fueron blanco de disputa entre Portugal
y España del siglo XV al XVIII, es decir, desde la firma en 1494
del Tratado de Tordesillas y sus nebulosas fronteras hasta la
retirada definitiva de los portugueses de la ciudad portuaria de
Colonia do Sacramento en 1777, casi un siglo después de fundada.
Todavía en el temprano siglo XIX, la ambición del reino
lusobrasileño seguía viva, animada por las imprecisiones
jursidiccionales. En 1817, tropas del reino de Portugal y Brasil
invadieron la banda oriental del río Uruguay y la mantuvieron
ocupada hasta 1825, ya en el preludio de la constitución de la
República Oriental del Uruguay, que puso también punto final a las
aspiraciones hegemónicas de Buenos Aires.
El forcejeo entre los dos reinos
peninsulares llevó a guerras, negociaciones, intermediaciones,
planes y exploraciones que tuvieron como referente visual y
conceptual los mapas elaborados por cartógrafos, y cosmógrafos,
guiados por la información de navegantes, nativos y marinos
portugueses, españoles y otros europeos que competían por ocupar la
América recién descubierta a la navegación, en la era de las
primeras rutas mundiales.
Los mapas que recogieron la información
de los descubrimientos geográficos, la ciencia, la técnica y el
arte de la navegación, quedaron al servicio de la geopolítica y los
movimientos estratégicos de los monarcas españoles y portugueses.
Uno de los propósitos de estos mapas fue marcar el meridiano de
Tordesillas que la mayoría de los cartógrafos trazó en el estuario
del río Amazonas o en sus proximidadades. Lejos de ahí estaba el
río de la Plata, pero en el ánimo de argumentar la posesión, los
portugueses incluyeron regulamente a la puerta oriental de los
caminos del Potosí y el mítico Dorado.
|
El mapamundi de 1544 de Agnes Battista
-una de as primeras imágenes globales en la historia
de la cartografía- con la ruta de Magallanes en 1514. |
La importancia de este lugar
es evidente en la cartografía, dada su ubicación en el mapamundi y,
particularmente, en la ruta de los primeros navegantes exploradores
como Americo Vespucio, Juan Díaz de Solís, Sebastián Gaboto,
Magallanes y otros.
Emir Reitano, en un artículo publicado
en 2003 en el Anuario del Instituto de Historia Argentina de la
Universidad Nacional de la Plata, expone las características de
mapas que sustanciaron una visión del reino de Portugal orientada a
justificar y documentar los confines de sus territorios coloniales,
llevando los límites de Brasil hasta el estuario rioplatense, y en
algunos casos hasta el estrecho de Magallanes. El vicedirector del
Centro de Historia Argentina y Americana de la universidad citada
escribió:
"Las
primeras cartas portuguesas de la región van configurando un Río de
la Plata unido al estuario amazónico mediante un sistema
hidrográfico comunicante, lo que dio lugar al mitio creado ad hoc de
la Isla Brasil.
"La
idea de insularidad fue afirmada por los cartógrafos portugueses de
la época y podemos decir que ésta estaba relacionada con objetivos
políticos de revindicación territorial, encontrando una clara
expresión dentro de la misma ya que, a partir de los mapas
portugieses, esta idea se expandió a toda la producción
cartográfica mundial durante el siglo XVI.
"Los
errores hidrograficos dominaron la cartografía sudamericaa del siglo
XVI y comenzaron a ser poco a poco corregidos a medida que se avanzó
en los conocimientos del interior continental, como así también a
medida que la hipótesis de la insularidad del Brasil fue perdiendo
importancia en detrimento de la ocupación territorial [de los
bandeirantes], mucho más efectiva y concreta".
El texto de Reitano conduce por una
descripción de nueve mapas de ocho cartógrafos del periodo de
referencia, los siglos XVI y XVII; ellos son Cantino, Lopo Homen,
Gaspar Viegas, Diego Ribeiro, Fernao Vaz Dourado, Luis Teixeira, Joao
Teixeira y Joao Teixeira Albernaz. La selección de mapas parece
estar hecha en función de los aportes de cada uno de los autores
portugueses seleccionados para el análisis, dos de los cuales
incluyeron a Sudamérica y a la región de Río de la Plata en
mapamundis; dos más enfocan en un mismo plano las cuencas del Plata
y el Amazonas; y, finalmente, otros cinco se ocupan específicamente
del río de la Plata, sus accidentes, localidades y toponimia. Esta
es la contribución concreta de Reitano. Su investigación contrasta,
por ejemplo, con la de Guillermo Furlong, un presbítero,
investigador de la historia del periodo colonial, que publicó en
1937 la conferencia titulada "Cartografía
colonial rioplatense". En este texto se reseñan obras de
una docena de cartógrafos que cubren del temprano siglo XVI al XIX y
en cuyos trazos aparece el río de la Plata como cauce, como cuenca
hidrográfica y como región geográfica; hay además mapas de
Sudamérica y del continente americano en su totalidad, que dan un
marco general a la comprensión de la temática.
Los mapas seleccionados por Reitano y
Furlong pueden verse desde la óptica del desarrollo de la
cartografía, de tal forma que podemos apreciar con un enfoque
regional rioplatense los cambios en la ciencia y las técnicas. El
primer mapa comentado por Reitano es el planisferio mandado a hacer
por Alberto Cantino en 1502, que ofrece un contorno parcial y difuso
de América, Europa y Asia, así como de la totalidad de África,
proyectado con datos de navegantes portugueses, casi dos décadas
antes de que Fernando de Magallanes inaugurara los viajes mundiales
en 1519. De América solo se ve con cierta claridad la porción
oriental, del lado del Atlántico, que en su parte norte llama
Oceanus Occidentalis y en la porción sur denomina Mare
Oceanus. Este documento es un milestone, un hito, porque
es uno de los más antiguos mapamundis conservados hasta hoy y el
primero en la historia cartográfica que presenta al continente
americano. Marca las líneas del Tratado de Tordesillas sin precisar
coordenadas ni datos para la navegación, pero dando a cambio una
obra de arte notable por la mezcla de símbolos de la naturaleza
terrestre y de la geopolítica, que era al parecer el campo objetivo
de este planisferio, copia del padrón oficial en Lisboa. Los trazos
de Sudamérica exponen el territorio portugués, pero, como dice
Reitano, en los contornos de Brasil se puede observar una intención
del cartógrafo de distorsionar la costa brasileña al sur del
Amazonas, al dibujarla cóncava, "posiblemente" -advierte
el historiador argentino- para "despistar" a espías. Esto
nos da además una idea del valor del conocimiento y la información
de la geografía mundial, concentrada entonces en un compacto grupo,
poseedor de un muy escaso bien inmaterial en la era de los
descubrimientos.
|
Uno de los mapas de
Teixeira en el siglo XVII. |
Lopo Homen en 1519 y Gaspar Viegas en
1537 se aproximan al río de la Plata. El de Lopo Homen es el primer
documento conocido hasta hoy en la cartografía portuguesa, que
muestra el estuario en un mapa regional de Sudamérica llamado
Carta
do Brasil e do Oceano Atlántico. El de Viegas es un acercamiento
a la cuenca del Plata y sus poderosos afluentes, el Paraguay, el
Paraná y el Uruguay. Es una obra con influencia de los viejos
portulanos con una rosa de los vientos y un esquema de coordenadas.
Para el registro en la historia del Uruguay, Reitano destaca que
Viegas -ya en los tiempos de la primera Buenos Aires fundada en 1536-
registró gráficamente la calidad portuaria natural de la costa
uruguaya, en contraste con la lodosa ribera sur del Plata. Desde
luego, esta carta de la
Monumenta Cartografica Portuguesa es un
argumento de expansión territorial. El mismo Lopo Homen volverá a
la escena en 1554 con un planisferio del Tratado de Tordesillas que
claramente incluye la cuenca platina dentro de la polémica
demarcación.
El último grupo está integrado por
cartas de navegación de Luis Teixeira y sus descendientes, Joao hijo
y Joao nieto, en el siglo XVII. Se ocupan específicamente del río de la Plata
registrando en cada nueva edición nuevos detalles toponímicos,
accidentes geográficos, líneas de navegación, coordenadas y
escalas cartográficas. Reitano llama la atención sobre los aspectos
artísticos y el mejoramiento técnico, pero no deja de subrayar la
intención geopolítica de los portugueses, fijando límites a
Portugal en el Plata, encerrando a la banda oriental del río Uruguay
en el mapa portugués y anticipando los conflictos militares y
diplomáticos; después vendría la invasión de 1817 y la creación
y permanencia de la Provincia Cisplatina por ocho años, que
confirmaría aquella voluntad lusitana de extender al reino hasta el
río que Solís reivindicó para Castilla en los últimos años del siglo XV. Son los nueve mapas trazos
cartográficos de un sueño y un amargo despertar. Ni Brasil era una isla ni el territorio lusitano llegaba hasta el río de la Plata. Ese lugar habría de ser para Uruguay.
Bibliografía
* Reitano Emir, "El Río de la
Plata y la cartografía portuguesa de los siglos XVI y XVII",
Anuario del Instituto de Hitoria Argentina (3), Universidad Nacional
de la Plata, 2003, pp. 159-166.
* Guillermo Furlong, Cartografía
colonial rioplatense, Edición del Consejo Profesional de
Agrumensura de la Provincia de Buenos Aires, 1995, 30 pp. Conferencia
dictada en la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos en 1936 y
publicada en texto en 1937.
* Arthur Robinson, Elementos de
cartografía, Editorial Omega, Barcelona, 1987, 544 pp.
* Fernand Joly, La cartografía,
Editorial Ariel, Barcelona, 1979, 320 pp.